La extendida idea de que el arte es algo inútil no ha permitido que el común de las gentes se percate de los múltiples beneficios que las manifestaciones artísticas tienen, y a lo sumo se le atribuye el ser generador de belleza y por ende de placer, pero también se supone que es fuente de esparcimiento y deleite aprovechable en la inmediatez, sin mayores beneficios para la vida futura. Si bien muchas obras de arte reúnen en sí mismas estas características: ornamento y placer, el más tremendo valor del arte sigue oculto para la mayoría de los mortales, desconociendo sus efectos no solo sobre el artista sino también sobre el espectador y la sociedad misma.
Sin embargo, existen personas que confieren al arte un papel predominante en la vida humana y, de acuerdo con Aristóteles y Horacio “no basta con que la obra de arte sea bella, sino que tiene que conmover el espíritu y robar el alma”. Tanto Platón como Aristóteles creían en la magia del arte. Si bien para Platón el arte –productor de placer a corto plazo- es un veneno lento que causa un daño permanente; es poderoso, seductor y reflejo del alma, para Aristóteles el arte, que hace enfermar moral y físicamente, corresponde a lo contrario sanando las fuerzas emocionales fundamentales. “El gran arte tiene unas maneras espantosas...” dice Simón Schama.
Literatura, teatro, danza, música, escultura, pintura; influyen en la mente humana mas allá de la simple sensación placentera. La identificación con la obra más que la valoración estética, sutilmente deposita un mensaje, siembra una duda, proyecta emociones, refleja una imagen personal, saca a colación recuerdos olvidados hasta llegar a hacer “caer en cuenta de” encendiendo una llama purificadora que puede, si se le permite, originar una toma de conciencia y el consecuente cambio de actitudes, requisito ineludible en la construcción de una sociedad sana y seres humanos felices y equilibrados.
Virgen de la aldea. Marc Chagall.
Dicen que Picasso comentó sobre Marc Chagall: "Cuando Chagall pinta, no se sabe si está durmiendo o soñando. Debe de tener un ángel en algún lugar de su cabeza"
Pero no fue sino hasta la primera mitad del siglo XX cuando se empezó a hablar, no sin cierto recelo, de la función terapéutica del arte aunque sin fijar un límite claro entre lo que corresponde a la terapia ocupacional y la producción artística propiamente dicha. Aún así, psiquiatras y psicólogos han llegado a reconocer los beneficios que el proceso artístico brinda a muchos de sus pacientes y hablan de resolución de conflictos, mejora de la autoimagen, desarrollo de habilidades y talentos en personas expuestas al arte como terapia.
Esa mirada ha ido tejiendo un puente entre la ciencia y el arte, proporcionando al mundo de la salud mental una herramienta -que por siempre ha estado ahí- en la medida en que algunas manifestaciones artísticas logran, a través de su lenguaje simbólico; sacar a flote “cosas” no verbalizadas, inmersas en lo profundo y que han causado daño, logrando una especie de reconciliación del pasado con el presente. El proceso se puede resumir así: imagen-símbolo-obra-palabra. Ernesto Sábato habló del arte como “una forma de conocimiento”, y el conocimiento es premisa para la transformación que en el creador se traduce en autoconocimento y autotransformación.
El grito. Edvard Munch.
“Paseaba por un sendero con dos amigos. El sol se puso. De repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla, muerto de cansancio. Sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad. Mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad. Sentí un frito infinito que atravesaba la naturaleza”
Para el artista “honesto” la realización de la obra es, en sí misma, una catarsis; un proceso expresivo que independiente del producto artístico obtenido, le libera de cargas internas posibilitando el cambio. No sólo la intencionalidad con la que el artista realiza la obra es importante, sino también la percepción que el espectador pueda formarse de ella, el efecto sobre su psiquis y el resultado posterior sobre su espíritu, mente y cuerpo.
Hoy se sabe que la inspiración artística tiene sus raíces en el mundo interior del artista, llámese sueños, imaginación o visión, la obra de arte genuina, se constituye en una radiografía del autor y de su época. La estética no está dada por la razón sino por los sentimientos, fieles a los dictámenes del espíritu creador.
"El poder del arte más grande es que nos llega como una revelación y nos arranca de nuestra habitual manera de ver y mirar. Nos llena de visiones nuevas de belleza o ráfagas de intenso placer, pero la conmoción, el dolor e incluso la repulsión son parte del proceso. El arte que aspira a tanto no se crea sin problemas, luchas y toma de riesgos.” Simon Schama.
Para el espectador desprevenido que se permita un genuino acercamiento a la obra, esta pudiera ser espejo que refleja su interior, que hace aflorar emociones, sentimientos y conflictos entendiendo que el arte no simplemente reproduce la realidad sino que la hace experimentable a través de su experiencia interna. El arte obliga al espectador curioso a involucrarse intensamente con la obra, a saber más, a dejarse llevar por la metáfora, a identificarse, a participar viéndose a sí mismo, a comprender y comprenderse, a conocer sus contradicciones y límites.
Así mismo, la obra de arte puede ser también denuncia de su sociedad, modelo de ella y testimonio histórico. Se convierte en mecanismo de protesta, de denuncia y cimenta la identidad cultural de los pueblos. “El arte es un elemento esencial en la vida de todos. A través de mi arte, le pido a la sociedad que se comprenda a sí misma, que corra el riesgo de examinarse a sí misma, que se enfrente a problemas, actitudes y formas de conducta y, finalmente, que acepte el desafío de transformarse” dice Dolores Guerrero Cruz.
El arte narra no solo la belleza de una época sino también el horror de la guerra, el dolor de las víctimas, la destrucción de la humanidad, como testimonio silencioso que se queda en la memoria colectiva y que pretende la no repetición del horror.
Los fusilamientos del 3 de mayo. Goya.
Escena real presenciada por Francisco de Goya y de la cual tomó bocetos a pocos minutos de consumada la masacre.
El placer estético que ofrece la obra artística, se manifiesta también en bienestar físico, bajo la premisa de que el arte no cura pero acompaña y al menos hace mas llevadera la enfermedad. Esto se pone en evidencia en la producción artística de Frida Kahlo, pintora mexicana que agobiada por la enfermedad, el dolor físico y emocional, conjura su trágica vida por medio del pincel.
Ya en algunas clínicas, el arte se emplea como medio para aliviar el alma, alegrando el día a día de los enfermos predisponiéndolos hacia una mejor asimilación del tratamiento médico, coadyuvando en el control del dolor y disminuyendo el tiempo de hospitalización. "El objetivo es ayudar a los pacientes a olvidarse un poco de la dolorosa realidad de la enfermedad y de una difícil recuperación", dice Nehama Grenimann Bauch, artista del proyecto “Lugares lejanos” de Hadassah Internacional para Jóvenes.
Pero Nehana, de todos modos, se ha quedado corta en su interpretación del poder de las imágenes que tejen un discurso visual poderoso para el artista y para el receptor y, teniendo en cuenta que mente y cuerpo son inseparables y la una no existe sin el otro y viceversa; y si el arte es un medio de expresión humana, de exaltación espiritual, de catarsis y de curación mental y, si las enfermedades físicas nacen en la psiquis; se puede decir que la influencia del arte para el bienestar humano es invaluable y aún no aprovechada en su totalidad.
La posibilidad de expresarse a través del arte; el contacto y la participación libre en actividades artísticas y creativas afecta positivamente al sistema nervioso, favorece el equilibrio hormonal, disminuye estados de ansiedad y estrés con repercusión positiva sobre la salud física.
Pero el arte tiene mucho más que ofrecer y muchos misterios insospechados pudiéndosele –en algunos casos- atribuir cualidades proféticas, premonitorias o visionarias.
Tal es el caso de un manuscrito, perteneciente a la Biblioteca Nacional de Italia y cuya autoría se atribuye al médico y astrólogo Nostradamus. Este manuscrito contiene 80 acuarelas, acompañadas por predicciones que -a disgusto de los escépticos- muchos expertos dicen que se han ido cumpliendo como registro anticipado de acontecimientos significativos en los últimos años, convirtiéndose así en un libro de ilustraciones profético.
Las opiniones están encontradas, pero las coincidencias de estas profecías ilustradas con los hechos históricos, se vieron nuevamente en la obra del artista argentino Benjamín Solari Parravicini denominada “Psicografías premonitorias”, que abarcan gran parte de la historia del siglo XX, con especial énfasis en América latina, y donde se habla entre otros temas de la fecundación in vitro (1938), la dictadura de Castro (1937) y el atentado a las Torres Gemelas (1939).
Se dice que una profecía es un “don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras” mientras otros sostienen que es una “lectura psíquica del inconsciente colectivo como anticipación de la manifestación de la voluntad colectiva”.
Si los dibujos proféticos, son producto de inspiración divina, sueño, alucinación o razón; si vaticinan o sencillamente predisponen la ocurrencia de los hechos; si el arte surrealista es un arte visionario cargado de vibraciones energéticas; lo cierto es que la magia del arte y su inmenso poder sigue inundando cada recodo de la vida humana.
De todos modos el poder profético del arte, no es propiedad exclusiva de las obras y artistas de antaño. Hoy, tenemos ejemplos claros de que un dibujo, trazado por la tierna mano de un niño puede signar su futuro, en tácita alianza entre el mensaje subliminal y la programación neurovisual.
Tal es el caso de Felix Baumgartner, que a la edad de cinco años se dibujó en pleno vuelo de paracaídas y hace poco se convirtió en el primer hombre en lanzarse a tierra desde la estratosfera; hoy es conocido como el “hombre pájaro”, por haber cruzado también el Canal de la Mancha.
Y está también Tom Daley, medallista olímpico, quien a los 9 años hizo un dibujo titulado “Mi ambición”, donde con lujo de detalles recrea anticipadamente su triunfo en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Para ningún artista es secreto que su obra es reflejo de su mundo interior, y se constituye en la voz que se alza, expresa, se burla, protesta o rechaza lo que a veces verbalmente no puede mostrar.
Para los psicólogos y psiquiatras, el arte ayuda a la comprensión de vivencias pasadas negativas a fin de elaborarlas, superarlas y transformarlas.
Para los médicos, el arte proporciona relajación, alivio del estrés y complemento al tratamiento de la enfermedad.
Para las personas del común, el arte es simplemente un elemento decorativo y distante que no despierta en ellos más interés que el de un momento de esparcimiento.
Y para otros es la esperanza; la capacidad manifiesta de cristalizar los objetivos concretos, recordándole al humano el inmenso poder que tiene.
“El arte es una vía para escapar del estado de infelicidad propio del hombre” Schopenhauer
Escrito por: Betty Cárdenas. Artista.